Cómo cultivar ginseng
Si quieres salirte de los cultivos tradicionales, puedes probar con el ginseng, una planta muy utilizada en la medicina tradicional china, conocida por sus grandes beneficios para la salud.
La raíz del ginseng es como una piedra preciosa para quienes eligen cuidar el cuerpo siguiendo los preceptos de Oriente. Aumenta el rendimiento y activa el sistema inmunológico pero éstas son apenas algunas de sus virtudes pues el ginseng también protege el sistema cardiovascular, previene las úlceras y es un gran aliado contra el envejecimiento.
¿Qué esperas entonces para cultivar ginseng en tu huerto urbano?
Historia
El ginseng o Panax ginseng es una planta perenne que pertenece a la familia Araliaceae y se destaca por sus raíces carnosas.
Su crecimiento es limitado pues se desarrolla en forma espontánea sólo en el hemisferio norte, tanto en los Estados Unidos como en Asia oriental, y siempre en lugares con clima frío.
Existen diferentes variedades de ginseng, cada uno con diferentes propiedades. Los más populares son el ginseng americano, el coreano y el siberiano.
La siembra
El ginseng puede ser cultivado a partir de semillas o bien de raíces. En este último caso, habrá que plantarlas enteras y en primavera, evitando que salgan los primeros brotes. También puedes plantarlas en otoño pero siempre y cuando hayan caído sus frutos.
La siembra de semillas es mucho más lenta pues pueden pasar años antes de que broten. Si a pesar de todo quieres hacerlo, la siembra debe ocurrir en otoño, haciendo un pequeño agujero en la tierra y colocando una semilla. Luego hay que tapar con una capa de humus y con un pequeño acolchado.
En cualquiera de los dos casos, lo mejor es contar con una tierra con buen drenaje, con pH de entre 5.6 y 6 y que no sea arcillosa. Además, necesita de un lugar de semi sombra pues no tolera muy bien el calor. Puedes ubicar el ginseng en una zona en la que haya otras plantas más grandes a su alrededor.
El riego
El ginseng necesita de la humedad aunque no en exceso por lo que habrá que evitar que la planta se seque realizar un riego regular, en especial durante el verano.
Plagas y enfermedades
Entre los problemas más comunes del ginseng está la aparición de ciertas afecciones como el tizón, que provoca manchas de color marrón amarillento, y la costra, que se observa por la aparición de un punto negro en las hojas. También es frecuente la enfermedad de roya, que se advierte por la aparición de esporas de color amarillo en las hojas, el rot bordado y el gorgojo barrenador.
La poda
Antes de comenzar a sembrar, retira la maleza de los alrededores y también cuando la planta esté en desarrollo para que no compitan con ella.
La cosecha
La recolección de esta planta es muy lenta pues la primera cosecha –de la raíz- ocurre a los 5 años de la siembra. Si la planta no ha desarrollado bien, habrá que esperar unos diez años así es que es una especie que exige una buena dosis de paciencia.
Para sacar la raíz, hay que cavar la zona para extraerla con cuidado, dejando las raices más pequeñas en la tierra. Luego lava las raíces extraídas y déjalas secar. Lávalas una vez más pero con suavidad hasta quitar los restos de tierra y por último deja secar en un ambiente oscuro y con bien ventilado.
Cuidados imprescindibles
Para mejorar las condiciones a la hora de cultivar ginseng puedes tener en cuenta estos consejos:
– Para aumentar el pH del suelo añade cal.
– Evita las semillas de mala calidad, es decir aquéllas que se vean demasiado suaves, mohosas o decoloradas.
– Evita sembrar las plantas demasiado cerca entre ellas para que no compitan entre sí. A medida que crecen, pueden necesitar un transplante luego de la primera temporada.
¡Cultiva ginseng en tu mesa de cultivo y disfruta de gran vitalidad!